Cuando el destino del maíz argentino es históricamente la exportación, en más del 80% del volumen producido como grano, y vemos que ese protagonismo comienza a decrecer al mismo tiempo que aumenta la superficie destinada a su siembra, es interesante analizar la evolución de este mercado junto al mercado más ligado al maíz después de la exportación, el mercado de las carnes.
En el siguiente gráfico vemos la evolución del cultivo de maíz en nuestro país, se observa cómo ha ido creciendo el área destinada a la siembra de maíz como grano comercial desde el 2015, pasando de 3,4 millones de hectáreas en la 14/15 a 5,4 millones de hectáreas en la 17/18. Lamentablemente la sequía del verano pasado no tradujo la mayor superficie sembrada en volumen, pero se observa una clara intención de elevar la apuesta por este cereal cada año.
Si nos preguntamos los motivos de esta mayor apuesta al maíz, la quita de retenciones hacia finales de 2015 tuvo mucho que ver, sin embargo, cuando vemos la evolución del uso del grano de maíz, diferenciando entre exportación y mercado interno, vemos que el mercado interno ha aumentado notablemente su consumo. Esto se relaciona con la evolución de las cadenas de agregado de valor ligadas al consumo de este cereal, principalmente la producción de carne tanto para consumo interno como exportación.
En el siguiente gráfico se observa la evolución del consumo per cápita de carne bovina, aviar y porcina, en los últimos ocho años. Vemos que, aunque ha habido cierta contracción en 2014, 2016 y lo que se proyecta de 2018, se ha sostenido un buen nivel de consumo de carnes, con pocos cambios en consumo de carne bovina y aviar, y aumento ininterrumpido en el consumo de carne porcina.
Pongamos el enfoque en la carne más consumida del país, la bovina, y veamos la evolución del consumo per cápita, sumando la evolución de volumen exportado, distribuido en cada habitante del país, de modo que se sume la exportación al consumo per cápita por año. En el siguiente gráfico puede verse como el volumen exportado año a año, sostiene un consumo per cápita superior a 60 kilos por persona por año, y una clara proyección de crecimiento en 2018, que causa el despegue de la exportación en ganadería.
Veamos por último la tasa de crecimiento anual del consumo per cápita de carne bovina, que ha sido negativa de 2014 a 2016, y torno a levemente positiva desde 2017, por otro lado, vemos la tasa de crecimiento de las exportaciones aplicadas a un crecimiento per cápita, y se evidencia el despegue de las exportaciones de carne bovina desde 2015 hasta lo que va de 2018, con un crecimiento muy por encima del no crecimiento o lento crecimiento del consumo per cápita del mercado interno.
Con estos números podemos decir que la ganadería seguirá en expansión, y la demanda de alimentos forrajeros acompañará este crecimiento, por tanto, seguirá en aumento la demanda interna de maíz. Si bien los ciclos ganaderos son más largos que los agrícolas, vemos una clara coincidencia en el aumento de consumo interno de maíz y del aumento de las exportaciones de carne bovina a partir de 2015.
Si vamos al corto plazo, los precios internos del maíz han buscado una tendencia negativa entre fines de mayo y principios de julio, fechas entre las que se cosechó más del 40% del maíz 17/18. Sin embargo, la presión de cosecha dejó de tener relevancia ante las mediciones de rendimientos, que profundizan el recorte de volumen de este año. Así, en materia de precios disponibles, se observó desde la primera semana de julio, un cambio de tendencia al alza, pasando el maíz según la pizarra de Rosario, de $4.200 a 4.400/TN en dos semanas, lo que en Dólares equivale a una suba de U$S 10/TN, pasando de U$S 150 a 160/TN.
Conclusiones: La demanda interna de maíz se observa sostenida en alza y la exportación 17/18 aún no completa sus pedidos, esto permite vislumbrar precios creciendo hacia fin de año, buscando la zona de U$S 180-200/TN, que en PESOS representa entre $4.900 y 5.500/TN, pero podrían no verse debido a la continuidad de ventas del sector agrícola, cuyas estructuras de almacenamiento y logística están preparadas para deshacerse del maíz lo antes posible, y reservar la soja para vender más adelante. La recomendación, ante una demanda firme de maíz como grano, es evitar cerrar precios a los actuales niveles, y esperar mejores ofertas, dado que los volúmenes disponibles permiten deducir que no sobra ni un grano de maíz para este año.
Por último, con un maíz cuyos costos de implantación 18/19 serán difíciles de afrontar, por acceso limitado al financiamiento, complicando la ecuación más aún en campos alquilados, pensar en dejar de apostar por este grano y pasarse a soja, nos expone a depender de este último mercado, y nos deja fuera del circuito de apuestas hacia el agregado de valor. La evolución del mercado de maíz y de carnes nos invita a buscar ser parte de alternativas de agregado de valor, y fortalecer los planteos de siembra, con alianzas estratégicas que amplíen nuestros horizontes productivos y comerciales.
Fuente: INTA
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